La enfermedad pandémica, las limitaciones a la movilidad, la carencia de extranjeros o los altos costes de creación han pasado factura a las Islas Canarias que, al igual que otros mercados costeros, acusaron la caída de las ventas a lo largo de la enfermedad pandémica. El mercado ha vuelto a la normalidad a grado promotor, empero todavía acusa el desplome de la demanda extranjera, que tiene un peso bastante fundamental en su mercado residencial, al igual que ocurre en otras regiones costeras. Si dejamos el parón derivado del covid-19 a un lado, lo cierto es que, a partir de 2015 y tras los excesos del 'boom' inmobiliario, la zona promotor ha ido recuperando lentamente la actividad, en especial en 2 de sus islas, las mayores y pobladas: Las Palmas de Enorme Canaria y Tenerife.
Las gigantes promotoras como Aedas, Metrovacesa, Habitat Inmobiliaria o Avantespacia han irrumpido en las islas, haciéndose un hueco entre el diminuto promotor local. Ya hace 6 años, las grúas han vuelto para saciar a una demanda que, tras los excesos de la crisis y una vez absorbido todo el stock —no hay obras paralizadas heredadas de la crisis del 2008—, apenas descubre producto nuevo para mercar.
Una escasez de oferta que, unificado a una demanda cada vez más pujante —especialmente nacional y local han animado la actividad residencial en la isla que, no obstante, sigue esperando, como agua de mayo, la recuperación definitiva del cliente extranjero que, previo a la enfermedad pandémica, alcanzó acaparar el 40% de las transacciones. A medida que aquello ocurre y frente a una demanda nacional bastante activa, las gigantes promotoras comenzaron a tomar posiciones en las islas. Actualmente, según datos de la consultora Activum, son casi 3.000 las casas en desarrollo en Canarias. Una cifra que, al igual que ha sucedido en lo demás española, está a años luz de las registradas hace bastante más de una década, a lo largo de los excesos de la burbuja, una vez que llegaron a visarse más 40.000 casas.