Tampoco el verano se salva del mordisco de la inflación. Las vacaciones de 2022 van a ser un 9,8% más caras para quienes busquen rentar un piso en costa.
En dinero contante y sonante, pasar una semana en una casa de arrendamiento en las playas españolas costará 90 euros más que hace un año, de acuerdo con el último informe sobre los costos del arriendo semanal en las primordiales regiones de playa españolas publicado hoy por la tasadora Tecnitasa.
"El aumento del ahorro gracias a la enfermedad pandémica y el miedo a la subida siguiente de tipos de interés, son componentes que han podido influir en un crecimiento de la demanda en el mercado inmobiliario en los primeros meses de 2022, lo cual ha causado un crecimiento en los costos que se refleja además en los alquileres de playa", explica Fernando García-Marcos, director técnico de Tecnitasa.
Sin embargo, es indudable que el interés por gozar de un verano "regular" en el 2022, ha creado una más grande demanda y una más grande disposición a costear más por este producto en específico.
Rentar un apartamento en costa este verano sale de media por 1.016 euros a la semana. Empero hay monumentales diferencias, en funcionalidad del destino. Entre el arrendamiento más económico y el más caro hay un salto de bastante más de 2.500 euros.
Ejemplificando, una semana en Porto Colom, un puerto costero al este de Mallorca, sale por 2.800 euros, el tique más caro de toda España, junto con La Toja, en las Rías Baixas, con la diferencia de que en Mallorca hablamos de una casa media de unos 250 metros cuadrados, en lo que en Galicia el costo se corresponde con un apartamento tipo de 80 metros cuadrados.
Nada que ver, sea como sea, con los 280 euros que cuesta rentar un piso en Puerto de la Cruz, en Santa Cruz de Tenerife, o los 300 en primera línea de la Playa de las Canteras, en Las Palmas de Enorme Canaria.
En 2022, la demanda nacional y extranjera han salido en tromba a aquello que muestra como un verano récord, luego de 2 años de enfermedad pandémica.
No obstante, la escalada de la inflación lleva ya bastante más de un año erosionando el poder adquisitivo de los domicilios españoles, y eso puede influir en un menor gasto del previsto en vacaciones.
"Las subidas elaboradas en los últimos años hacen que familias con recursos más ajustados deban, en el momento de veranear, minimizar el número de días de vacaciones o buscar departamentos de menor tamaño o bien más alejados de la playa", explica José María Basañez, mandatario de Tecnitasa.