En junio se produjo el más grande boom de compra de casas de la década

"Jamás he tenido tanto trabajo. En junio vendimos más hipotecas que jamás", garantiza un empleado de la rama hipotecaria de la entidad financiera. Las cifras le otorgan el motivo. Junio ha sido el mes en el cual más casas se vendieron en la última década, con la distinción de diciembre de 2012, una época atípica por el impacto de la construcción de la Sareb. Según las estadísticas de comercialización de casas publicadas por los notarios el jueves, se firmaron casi 65.000 transacciones en España en el sexto mes de este año, una cifra excepcional.

Para hallar el mejor junio en el mercado inmobiliario, se debe remontarse a 2010. El crecimiento comparativamente con el mismo lapso de 2020 es del 70%. La prueba del "algodón" es una comparación con el año 2019. Y no deja sitio a dudas: se vendieron un 41% bastante más de casas que en junio del año pasado, previo a la enfermedad pandémica.

El economista Gonzalo Bernardos no duda de que España está viviendo un "nuevo boom inmobiliario". José García Montalvo, catedrático de Economía de la Pompeu Fabra e investigador del IVIE, muestra que "las estadísticas son claras y crecientes", aun cuando supone que se debe aguardar un poco más para ver el tamaño del salto y confirmarlo. Las cifras de ventas del INE se conocerán uno de dichos días, aun cuando estas estadísticas, que toman los datos de los registros de la propiedad, acostumbran llevar uno o 2 meses de retraso con el notario que recoge cada una de las transacciones firmadas frente a notario en un mes definido.

Donde sí hay consenso entre los profesionales es en las causas que argumentan el despegue del sector. Bernardos resume: "Nada va en contra del mercado inmobiliario en España en este instante, todo va a la par". El experto rememora las buenas previsiones de aumento económico, los bajos tipos de interés de las hipotecas, el ahorro acumulado por varios domicilios a lo largo de la enfermedad pandémica y el ambiente de optimismo general gracias a la religión de que la peor situación sanitaria (y económica) ya ha pasado.