La compra de casas de parte de extranjeros es un asunto delicado

La compra de casas de parte de extranjeros es un asunto delicado

La integración gubernamental en el debate sobre la restricción de la comercialización de características a extranjeros ha causado una legítima alarma entre los equipos de inversores, que perciben una fundamental escalada en el rechazo a esta clase de transacciones en las islas. Equipos políticos como Més y Proposta per les Illes además se han manifestado a favor de reglas restrictivas en la entrada a viviendas y pisos para los no residentes en Baleares. Esta medida pretende frenar la subida de costos en el mercado inmobiliario y el proceso de gentrificación de determinados enclaves de las localidades baleares. Debería permanecer claro a partir de el inicio que cualquier intento de esta clase es opuesto a la normativa europea vigente.

Sin lugar a dudas, el mercado inmobiliario de Baleares, muchísimo más grave en Mallorca y Aivissa que en Menorca, por lo menos actualmente, lleva diversos años sufriendo la desmesurada presión de la inversión extranjera, que ha disparado los costos, tanto de la casa de nueva creación como de la de segunda mano. Tanto en las regiones rurales como en las urbanas. La oferta de lujo, inalcanzable para la mayor parte de las economías locales, se ordena casi exclusivamente en los catálogos inmobiliarios de las islas para ofrecer contestación a los propietarios que buscan un óptimo clima, un óptimo paisaje y que además buscan el comercio de la especulación en un mercado creciente.

Una vez diagnosticado el problema, las fuerzas políticas no deberían empecinarse en exponer propuestas inviables de acuerdo con la legislación de España y europea, datos que conocen perfectamente de antemano. Reclamar la residencia previa a un habitante de la UE para obtener un inmueble en Baleares requeriría una modificación del tratado de unión firmado por España, mientras tanto que está por ver en qué condiciones tienen la posibilidad de realizarlo los habitantes no comunitarios. Tiene más sentido optar por resoluciones prácticas para descargar los costos de la casa y evadir los trucos populistas.

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