La compañía de selección de personal Randstad ha publicado un informe sobre el teletrabajo en España en el cual examina el caso de esta clase de trabajo, revisa sus efectos y predice su comportamiento en el futuro.
El análisis estima que un hogar correcto para el trabajo a distancia es ese en el cual hay espacio suficiente para laborar, como un despacho, o sea, una habitación que no se use como dormitorio.
El informe prevé que el trabajo a distancia seguirá creciendo luego de la enfermedad pandémica, permitiendo que el 30,6% de los españoles que trabajan lo hagan tal cual en los siguientes años. Según este análisis, la disponibilidad de espacio en casa es un componente clave para su adecuación o adaptabilidad al trabajo a distancia, y este espacio es dependiente en gran medida del costo del metro cuadrado.
Referente a la Sociedad Valenciana, el 61,8% de sus domicilios permanecen preparados para laborar a distancia. Aun cuando a grado nacional, Extremadura (69,9%), Castilla y León (65,6%) y Galicia (64,6%) son las zonas con más oferta de casas aptas para el teletrabajo.
El menor porcentaje de casas aptas para el teletrabajo, gracias a la más grande incidencia en el mercado inmobiliario de la alta demanda de suelo residencial o turístico, se da en Canarias (49,2%), la Sociedad de Madrid, Baleares, la zona de Murcia (todas con un 53,3%) y Andalucía (55%).
De esta forma, la introducción del teletrabajo crea incentivos para que una sección poblacional se desplace a regiones menos densamente pobladas, estimulando un proceso de transformación a grado urbano y regional. Un proceso capaz de desarrollar tanto las regiones que tienen la posibilidad de perder población o actividad como esas en las que puede haber un aumento poblacional que ocupe nuevos servicios, contribuyendo a la evolución y el aumento equilibrados de las diferentes regiones urbanas y rurales en consonancia con el cambio tecnológico.