10 años después de que España fundara su primera sociedad de inversión inmobiliaria registrada (socimi), el mercado sigue informando de la extraordinaria eclosión de este tipo de sociedades. A finales de 2022, 80 comunidades de esta clase cotizan en BME Incremento (antes un mercado alternativo en la Bolsa española) y otras 30 comunidades de origen español cotizan en Euronext Access en París. Un total de 110 socimis, a las que hay que sumar otras 4 organizaciones cotizadas en el mercado constante, entre ellas 2 grandes organizaciones (Colonial Property y Merlin), que forman parte del Ibex 35. Según EPRA, la patronal europea de la En el sector, solo EE.UU. puede presumir de tener una comunidad con el inmobiliario más registrado del planeta, aunque hay regiones cuyos socialistas tienen más volumen que España, que suele tener un tamaño muy limitado.
La socimis es una sociedad de capital social que opera como vehículo de inversión. Su actividad principal es la propiedad de bienes inmuebles, cuya productividad se obtiene alquilándolos. Tienen la posibilidad de convertirse en cualquier tipo de activo - viviendas, oficinas, centros comerciales, etc. — y emulan la forma corporativa, que con mayor o menor variación se transmitió en los EE. UU. hace más de medio siglo y fue copiada por muchos países. Lo que tienen en común es que, a cambio de una distribución anual con un alto porcentaje de utilidades, reciben un sistema tributario preferencial.
Aunque las socimi se regularon por primera vez en España en 2009, las primeras comunidades solo surgieron en 2013, tras las primeras reformas del Régimen de Mariano Rajoy que reforzaron los beneficios fiscales. Estas comunidades disfrutan de un tipo impositivo del 0% en el Impuesto de Comunidades, siempre que compartan al menos el 80% de sus beneficios como dividendos, que tributan a sus beneficiarios personales. No han dejado de criar en las últimas décadas. Según Socimi 2022, un análisis presentado en Madrid por la consultora Armanext, el año pasado 5 organizaciones españolas se sumaron a BME Growth y otras 5 a Euronext Paris (la ley española obliga a estas empresas a registrarse, pero les permite hacerlo en cualquier mercado europeo). Salvo los primeros años, esta práctica es la más débil, con solo 10 fusiones. En 2021 se unieron 17 organizaciones, 14 en 2020, y en los años previos a una enfermedad pandémica, no era raro tener más de 20 empresas en un año.