El agua convierte a la dehesa asturiana en una de las más valiosas de España

El agua convierte a la dehesa asturiana en una de las más valiosas de España

En 2008, cuando se agotó la liquidez en los mercados crediticios, el agua se convirtió en un activo tan atractivo para los inversores como el petróleo o el oro. Doce años después, en 2020, el agua golpeó Wall Street a lo grande. Su incursión en el mercado de futuros fue el resultado de una reacción en la cadena de suministro predicha por gurús que analizaron datos relacionados con el crecimiento de la población mundial a lo largo del tiempo (llegando a 8 mil millones en julio del año pasado) y el calentamiento global. Ahora esta cadena se ha acelerado, convirtiendo las tierras de cultivo con acceso al agua en un dulce regalo para los inversores.

Como explica Héctor Rodríguez, responsable de Agronegocios de la consultora CBRE en España, “las organizaciones agroalimentarias y los terrenos agrícolas son actualmente los activos más atractivos y valiosos. 200 ha, llanas, con abundante agua y donde, gracias al clima, se pueden cultivar olivos, frutos secos, cítricos, frutas tropicales, viñedos o frutos rojos. o greenfield) o ya plantados (brownfield). Así, España se convirtió en un territorio estratégico por la diversidad de condiciones climáticas y culturas.

Aunque el minifundio y el sistema de propiedad han frenado hasta ahora el flujo de grandes fondos, la entrada al agua llamó la atención de organizaciones más modestas o de empresarios que buscaban establecer plantaciones de frutales, hasta hace poco más propias del centro o sur peninsular. que las de las sociedades del norte.

Sin embargo, según el informe Tinsa Suelos Agrícolas en España 2022, el suelo agrícola más importante es el pasto. En Asturias, la mayor parte del suelo agrícola efectivo son dehesas y pastos. Además de meterse en el agua, otro motivo que contribuye a esta revalorización es la pujanza del sector lácteo, que cada vez necesita más terrenos de este tipo para ahorrar en la compra de pienso y así minimizar los costes de producción.

Andrea de la Hos, consultora de investigación de Tinsa, señala que “Cantabria, Asturias y Galicia son las sociedades con mayor valor unitario de pastos y pastos de toda España, con cifras que oscilan entre los 19.000 y los 27.000 euros por hectárea. El coste del principado por hectárea supera los 26.000 euros. En la cornisa norte superan las medias de La Rioja y Navarra”. Esto contrasta con el coste de fincas similares en el interior de la península: "Praderas y pastos -dice- tienen un coste medio muy inferior, entre 6.000 y 9.000 euros la hectárea".

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