Casas caras y pocas: un problema imprevisible para colmar las regiones rurales en España

Casas caras y pocas: un problema imprevisible para colmar las regiones rurales en España

La escasez de pisos en alquiler, los costos desorbitados, la reticencia a desprenderse de las casas vacías o el turismo rural son ciertos de los obstáculos a los que se combaten quienes deciden moverse al campo. Las barreras de ingreso a la casa en el campo son un problema generalizado, según asegura la Cruz Roja en su último informe "España desolada".

La percepción común de los pueblos es que es más económico rentar o mercar una vivienda y esto puede servir para atraer y retener a la población. No obstante, de consenso con el análisis, "el crecimiento del coste de los inmuebles en las regiones rurales se ha reconocido como un inconveniente para los nuevos colonos.

Los costos fueron un gran impedimento para Raquel, que lleva diversos años viviendo en la vivienda familiar del poblado de sus papás en la provincia de Teruel. Al inicio se instalaron en la vivienda únicamente a lo largo de un verano. Empero en bastante poco tiempo, ella y su pareja se brindaron cuenta de que Villastar (394 residentes) era más a gusto para ellos y que podían continuar haciendo un trabajo.

"Descubrir una vivienda ha sido una locura. En el centro del poblado la mitad de las viviendas permanecen cerradas, la mayor parte no desea vender. Los papás han desaparecido y los herederos no se ponen de acuerdo. Los pocos que entran y deciden vender desean realizarlo por sumas estratosféricas", lamenta. La adolescente lleva años tratando mercar una vivienda en un municipio ubicado a únicamente 10 kilómetros de la ciudad más importante, empero hasta ahora no lo ha conseguido. "De esta forma que nada, seguimos aquí en mi vivienda familiar, esperando la posibilidad correcta".

Los individuos arraigadas en los pueblos lo poseen más simple que los recién llegados, asegura Rosario Sampedro, socióloga y instructora de la Universidad de Valladolid que ha colaborado en el informe de la Cruz Roja. "Hay mucha casa vacía, empero hay una gigantesca reticencia de los propietarios a rentar y vender, y los costos resultan muy caros para las necesidades de un adolescente o de alguien que no posee unos ingresos bastante elevados o estables, que es el caso de la mayor parte de los adolescentes", incorpora el experto. Apunta que se trata del "mismo problema" al que se combaten los inmigrantes "que llevan años instalándose en los municipios rurales pues no hay mano de obra local para determinados sectores".

"La población está esperando que aparezca cualquier tipo de casa pública para lograr tener unas condiciones de vida típicos", concluye el sociólogo.

"Vivo en una vivienda familiar", explica Pablo, que tiene 32 años y habita en Chapineria (2.240 habitantes), un municipio de la sierra oeste de Madrid. "Doy clases de yoga y soy osteópata, y la vivienda se me ha quedado pequeña". Pese a ello, considera que ha tenido más posibilidades que otras personas que conoce y que no descubren vivienda en el poblado y deben irse a otras metrópolis cercanas como Navas del Monarca (2.819 habitantes) o Quijorna (3.357 habitantes). "Vivo en el mismo local donde hago mis clases y mi terapia. En mi caso es simple, sin embargo hay otras personas a las que les resulta mucho más complejo".

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