La ciudad del futuro, donde no da miedo sobrevivir a la pandemia

La ciudad del futuro, donde no da miedo sobrevivir a la pandemia

¿Existe un modelo de ciudad resiliente frente a una pandemia? ¿Esta pregunta incluye salud pública, forma física (tamaño, estructura o densidad) o elementos físicos (infraestructura, edificios, espacio público)? ¿Qué innovación urbana podemos esperar basándonos en las lecciones de la crisis del virus? Intentemos responder estas preguntas en nuestro artículo.

El coronavirus obligará a las ciudades a reinventarse, lo que es fundamental para crear riqueza, compartir ideas y el futuro.

Contenido:

Proyecto de ciudad autosuficiente

Muchos arquitectos de todo el mundo durante la cuarentena estaban desarrollando activamente proyectos para la ciudad del futuro. Detengámonos con más detalle en la versión más interesante del arquitecto español Vicente Guayart, quien creó el proyecto de la "ciudad autosuficiente" Xiong'an (China). Sus ideas se reflejaron en los numerosos desarrollos posteriores de las "ciudades del futuro".

Por ejemplo, en Valencia, donde muchos proyectos tienen como objetivo estabilizar la situación con el cambio climático y combatir las crisis, los arquitectos crearon una zona de cuatro bloques con edificios de madera. Es un material mucho más sostenible que el cemento y sigue los principios de una nueva bioeconomía circular.

Este desarrollo incluye edificios residenciales, oficinas, una piscina pública, tiendas, un mercado, un jardín de infancia, un centro administrativo y una estación de bomberos. Pero quizás lo más interesante es que este trabajo concretiza un nuevo modelo urbano en el que las personas pueden vivir, trabajar y descansar en su entorno y durante el período de crisis sanitaria, energética o alimentaria, responder adecuadamente a todo tipo de retos.

Así, esta ciudad en miniatura tiene la capacidad de producir alimentos gracias a los invernaderos, que se ubican en los edificios, para generar energía a partir de sus techos inclinados. Además, hay pequeñas instalaciones de la industria digital en la planta baja equipadas con impresoras 3D, lo que permite la producción de artículos de uso diario e incluso artículos sanitarios como máscaras faciales.

Además, todas las viviendas cuentan con una amplia terraza orientada al sur que actúa como regulador térmico y, por supuesto, es un espacio fundamental durante los periodos de aislamiento. Dentro de la casa hay áreas de teletrabajo y una zona 5G.

Vicente Guayart señala: “Desarrollamos este proyecto durante la cuarentena, cuando todo el equipo trabajaba desde casa, y decidimos incluir todos aquellos aspectos que pudieran hacer nuestra vida mejor para que se pudiera definir un nuevo estándar para ser aplicado en China, España. o cualquier país del mundo".

Los "Edificios Residenciales Kilómetro 0", como se denominaron, han emergido como ganadores entre más de 300 proyectos de todo el mundo. Este proyecto ha definido un nuevo estándar de ecología y funcionalidad, basado en la idea de autosuficiencia, que posiblemente presagiará el futuro de todas nuestras ciudades.

Enumeremos las características de la ciudad del futuro, en la que no da miedo sobrevivir a una pandemia.

La ciudad del futuro, donde no da miedo sobrevivir a la pandemia

Morfología urbana

Para evitar en la medida de lo posible el transporte público, la movilidad general y los grandes conglomerados humanos, los urbanistas tendrán que planificar ciudades, de modo que villas urbanas, varios centros con todos los servicios, etc. estaban a poca distancia.

El tipo de planificación urbana ya presentado por la alcaldesa de París Anna Hidalgo - ciudades de 15 minutos - parece acelerarse pronto. Una gama de centros urbanos autosuficientes con tiendas, parques, cafés, instalaciones deportivas, centros médicos y de trabajo, que se encuentran a un corto paseo en bicicleta o caminando. Los grandes movimientos generalmente se mantienen al mínimo.

Centros de trabajo

Las oficinas se están volviendo obsoletas, la pandemia ha obligado a la creación de nuevas formas de trabajo. Las organizaciones deben repensar su papel en la creación de un entorno seguro, productivo y de apoyo.

Los espacios deben rediseñarse para mantener una distancia saludable entre los empleados. Esto plantea la cuestión de restablecer el contacto humano, tan importante para el trabajo productivo y el intercambio de ideas.

Algunas oficinas se convertirán en viviendas.

Alojamiento

En la era Covid-19, los espacios habitables se han convertido en habitaciones adaptadas para espacios de trabajo, aulas, jardines de infancia y hospitales. Las casas con espacios bien definidos (sala, comedor, cocina y dormitorios) serán cosa del pasado.

Las viviendas ya estaban en proceso de transformación, volviéndose más pequeñas y caras, sin embargo, esto fundamentalmente no cumple con los requisitos modernos. Según la revista Archdaily, el principio detrás del diseño de un nuevo hogar es la empatía. Los nuevos espacios serán más pequeños, pero se espera que formen parte de un proyecto de covivienda para satisfacer las necesidades de sus residentes con interconexión. Los espacios abiertos compartidos se convertirán en primordiales y los espacios habitables cambiarán radicalmente.

Vivienda y hábitat social tras la pandemia

Todas estas transformaciones se esperan para los estratos más globalizados de la sociedad, pero en ciudades con un entorno social heterogéneo, por ejemplo, en América Latina, habrá que esperar una tendencia más: el encarcelamiento en guetos de clase y el aumento de las medidas de seguridad en los más privilegiados. sectores. Otra tendencia que solo enfatiza lo que ya pasó.

Catherine Puckett, investigadora del Instituto Francés de Investigaciones para el Desarrollo (IRD), dijo que la desconfianza y el miedo entre vecinos suele reinar en los barrios marginales, pero la pandemia está transformando este modelo. La gente empezó a conocerse, a apoyarse y ayudarse. Es responsabilidad de los gobiernos locales garantizar que este impulso no se pierda. Se trata de fomentar la "producción social del medio ambiente", también de la reproducción en los barrios marginales del mismo esquema que en otras partes de la ciudad, unidades autosuficientes, más justas y mejor adaptadas a la nueva realidad.

Gran centro comercial en el pasado

Carlos Lachoz, arquitecto urbanista y catedrático de la Universidad St. Paul (Madrid) señala: “Con la revolución del comercio electrónico, ya se han producido cambios en los hábitos de consumo que ahora se han extendido a todos los segmentos de la población y vienen para quedarse. Y ahora viene una pandemia, es decir, surgen el teletrabajo y el distanciamiento social. Todo esto hace que sea muy difícil interesarse por los centros comerciales ". Aunque advierten que el espacio como tal no desaparecerá, sino que se transformará en algo nuevo.

Papel de la tecnología

La tecnología ha sido un aliado importante en la gestión de crisis desde el principio. De hecho, es ella quien dibuja los mapas de las ciudades que habitaremos en los próximos años, sobre todo gracias al uso de la inteligencia artificial y el big data, que permitió tomar decisiones más efectivas en el campo epidemiológico.

Por ejemplo, se observaron fases de desescalada en base a datos sobre infecciones, muertes y hospitalizaciones, combinados con métodos estadísticos y predictivos basados en inteligencia artificial. Esto hizo posible trazar curvas y predecir oleadas de infecciones. La atención sanitaria telemática y el uso de aplicaciones para facilitar el seguimiento de una posible exposición al virus también están estandarizados. Por ejemplo, Radar Covid, la aplicación oficial de seguimiento de contactos potenciales, estará en pleno funcionamiento a mediados de septiembre. Esta es una aplicación que utiliza la tecnología de Google y Apple incorporada en los sistemas Android e iOS para descubrir con quién te cruzaste sin compartir ningún dato personal o usar sistemas de geolocalización. La aplicación detectará personas que haya conocido a una distancia de menos de dos metros durante más de quince minutos en los últimos 14 días.

Sin embargo, en 2020, la tecnología de "distancia social" ha demostrado que casi todo se puede hacer en modo virtual. Escuchas palabras como "capullo" o "la tendencia de una persona a comunicarse cada vez menos e ir a su casa, que se convierte en su poder". Sin embargo, el aislamiento y el uso generalizado de las redes sociales contribuye a una mayor polarización y radicalización.

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Zonas verdes y coche

Cuando se abrieron las puertas después del aislamiento, los parques se convirtieron en los lugares con mayor demanda. Además, nunca antes había habido tantos ciclistas en las calles y carreteras. Fueron las ideas arquitectónicas a lo largo del siglo XX las que redujeron la calidad del medio ambiente debido a la gran cantidad de vehículos privados y objetos "desechables" (residenciales, comerciales, oficinas). Se necesita una gran cantidad de espacios verdes y un cambio en la movilidad.

Parece que se acerca el final de las plazas o los mares interminables de tristes azulejos grises, por ejemplo, en la Avenida Diagonal de Barcelona. Las ciudades verdes son más frescas y mejoran la salud de sus residentes, tanto física como mentalmente. Singapur se ha convertido en un referente mundial en edificios inteligentes para cultivos verticales y fomenta el comercio en las proximidades. La nueva generación de rascacielos incluirá todo tipo de superficies verdes en balcones, terrazas y azoteas.

El coche particular desaparecerá, sustituido por el transporte público.

Lo principal es la mejora

Desde la Casa Thomas Mann en Berlín, la experta en geógrafa Mireille Belil afirma: "Así como los postes y los bloques de hormigón pueden proteger contra ataques terroristas, las ciudades pueden planificarse para que sean resistentes a los virus". Las áreas metropolitanas siempre se han reinventado y la urbanización ha continuado a lo largo de la historia, como señala el economista y urbanista de Harvard Edward Glaser en su libro Triumph of the City.

En lugar de una conclusión

Si el siglo XIX estuvo marcado por imperios y el XX se convirtió en el siglo de las naciones y los estados, entonces el XXI será el tiempo de la ciudad, que actualmente enfrenta crisis epidémicas y climáticas. Así se expresa en los artículos, que plantean un concepto clave a partir del cual se puede iniciar la reconstrucción: la sostenibilidad, es decir, la capacidad de las megaciudades para ser advertidas y responder a nuevas situaciones. O, en otras palabras, cómo combinar la realidad social con un escenario climático para crear espacios resilientes, adaptables e inclusivos para todos. “Unir el tejido urbano y las personas que lo dan forma es clave para ejecutar programas e iniciativas que salvan y mejoran vidas, en lugar de profundizar la desigualdad”, dice Amaya Zelaya, Coordinadora Técnica del Programa de Ciudades Resilientes Globales de ONU-Hábitat, que se centra en la atención se paga a la capacidad de corregir sus propios errores y reconstruir espacios.

El desafío urbano del siglo XXI es transformar el espacio público a favor de la comunidad. Si hasta ahora la calle se ha diseñado para vehículos, las ciudades pospandémicas tendrán que reducir el espacio para los automóviles y proporcionar más espacio para los peatones y las bicicletas.

Los esfuerzos deben centrarse en hacer viable y sostenible el modelo de vida que hemos inventado y del que podemos cosechar muchos beneficios. Pero no es fácil. El futuro que nos espera es difícil. Los cambios ocurren en períodos demasiado cortos, sin dar tiempo a reaccionar. Las nuevas tecnologías, el cambio climático, la superpoblación, las pandemias son los desafíos que debemos enfrentar y tener éxito si queremos construir un buen futuro.

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